En tiempos en que la ciencia y la tecnología parecen dar respuesta a los mayores enigmas del Ser y del Universo, podemos ya confiar un poco más en nuestro entendimiento, a pesar de saberlo limitado y parcial. Observamos que los dominios científicos se han ido masificando gracias al inmenso desarrollo de las escuelas y los medios de comunicación. Sin duda, ahora no nos es tan difícil corroborar los asombrosos vislumbrares concebidos por algunos prohombres hace muchos años atrás.
Aún así, si el entendimiento pudiera conducirse a sí mismo, no deberíamos circunscribirnos al saber de los libros, sino que también tendríamos que conocer las cosas. Son pocos los hombres capaces de alzar y llevar hacia adelante esa bandera que una a todas las naciones y los conocimientos en nombre de la Humanidad. Es en este contexto que sobresale la figura de Isaac Asimov, probablemente el escritor de literatura de anticipación y divulgador científico más destacado de un siglo que ya se nos fue como espuma de las manos.
UN PRODIGIOSO CIENTÍFICO
Por cuestiones estrictamente legales, se considera que Isaac Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Petróvichi (actual Bielorrusia), como el mayor de tres hermanos -le siguieron su hermana Marcia y su hermano Stanley. De origen judeo-ruso, sus padres, Anna Rachel Berman y Judah Asimov, emigraron a Nueva York en enero de 1923, cuando el futuro escritor contaba sólo tres calendarios. Durante su infancia, en el barrio de Brooklyn, el pequeño Isaac aprende a leer por sí mismo a los cinco eneros. Dividiéndose entre los estudios y el trabajo en las distintas tiendas de golosinas que su padre alquilaba, fue justamente en algunos de esos estantes abarrotados de revistas que el joven Asimov se encontró por vez primera con la ficción científico-especulativa. Al mediar la adolescencia, escribe sus propias historias, que empieza a publicar en las revistas -ahora clásicas- llamadas “pulps” a los 19 años.
Asimov comenzó a devorar con auténtica pasión las antedichas revistas, sin sospechar que, con el paso de los años, algunas de éstas habrían de salir a la calle llevando en portada su propio nombre. Tamaña precocidad intelectual, de la que su avidez por la lectura no era el primer síntoma, animó a sus progenitores a facilitarle una temprana formación escolar: a tal fin, su madre falsificó la fecha de nacimiento para hacer posible su ingreso, en 1925, a una escuela pública de Nueva York. Cursó luego su formación secundaria en la East New York Junior High School, donde se graduó en 1930, y de ahí pasó a la Boys High School, donde permaneció hasta 1935 -año en que, una vez completados con excelencia sus estudios de bachillerato, se halló preparado para emprender su formación superior con tan sólo quince abriles.
Matriculado en la universidad neoyorquina de Columbia (1935), al cabo de cuatro años Asimov ya había conseguido la licenciatura en Bioquímica. Posteriores estudios le permitieron obtener una maestría en Ciencias y Artes, y también doctorarse en Filosofía. Contra el deseo de sus padres, que esperaban se dedicara al ejercicio de la medicina, Isaac decidió que su futuro profesional pasaba necesariamente por el cultivo de las artes literarias.
Debido a un particular miedo a volar, el autor sólo viajó en avión dos veces en toda su vida. Esto le hizo pensar que podía sufrir de acrofobia. Asimismo, estaba convencido de padecer claustrofilia -es decir, le agradaban los lugares pequeños y cerrados.
Asimov se casó en primeras nupcias con Gertrude Blugerman (1942). De ella tuvo dos hijos: David -nacido en 1951- y Robyn -en 1955-. Se separó de Gertrude en 1970 para casarse, tres años después, con Janet Opal Jeppson, de la que no tuvo descendencia. Comenzados los noventas, a raíz de una intervención quirúrgica motivada por una grave afección prostática, Isaac Asimov se vio obligado a reducir su intensa actividad creativa e investigadora. La muerte le sobrevino en Nueva York, a comienzos de la primavera de 1992.
ESCRITOR INFATIGABLE
El pensamiento de Isaac Asimov fue 100% racionalista y humanista. Aunque nunca se opuso a las convicciones religiosas sinceras de los demás, se enfrentó con valentía a las supersticiones y a las creencias sin fundamento. Apoyándose en sus cientos de libros de divulgación científica, Asimov siempre creyó en un progreso basado en el uso racional de la ciencia y la tecnología. El autor fue un progresista en cuestiones de política, y un seguidor incondicional del Partido Demócrata de Estados Unidos.
Durante los últimos años de los cincuentas y hasta bien entrados los sesentas, Asimov bajó considerablemente su producción de ficción, reorientándose hacia el ensayo. Entre El Sol Desnudo (1957) y Los Límites De La Fundación (1982), sólo publicó cuatro novelas, dos de las cuales son de misterio. En este mismo período, incrementó en gran medida su producción literaria en otras disciplinas, escribiendo casi siempre sobre temas científicos. La popularidad de su primer trabajo de gran envergadura, La Guía De La Ciencia Para El Hombre Inteligente, también le permitió desprenderse de gran parte de sus responsabilidades académicas y convertirse en escritor a tiempo completo.
Como el lector podrá adivinar, Asimov se tomaba muy en serio el oficio de escribir. Trabajaba 8 horas al día, 7 días a la semana, de una manera infatigable. No descansaba ningún festivo o fines de semana, y su horario era inmutable. Su media era asombrosa: 90 palabras por minuto, 35 páginas por día, cerca de 10 libros por año... En vida, Asimov publicó para lectores jóvenes y adultos más de 500 libros, que, además de ciencia ficción y divulgación científica; abarcan temas de misterio, humor, historia e incluso varios volúmenes sobre William Shakespeare y la Biblia. Sobre esta última, el escritor publicó La Guía Asimov Para La Biblia en dos volúmenes que comprendían el Antiguo Testamento (1967) y el Nuevo Testamento (1969), y eventualmente los combinó en un único volumen de 1300 páginas (1981). Llena de mapas y tablas, esta guía conduce al lector a través de los libros de la Biblia en orden, explicando la historia de cada uno y las influencias políticas que les habían afectado (así como también información biográfica sobre los personajes más relevantes).
La gran variedad de información que cubren los escritos de Asimov llevó al autor estadounidense Kurt Vonnegut a preguntarle en una ocasión: “¿cómo se siente sabiéndolo todo?”. Asimov le respondió que él sólo sabía cómo se sentía el tener esa reputación de omnisciente.
TRAS LA CONQUISTA DE LA GALAXIA
De entre sus obras de literatura de anticipación, las más conocidas pertenecen al Ciclo De Trantor o la serie Fundación. La trilogía original -Fundación, Fundación E Imperio y Segunda Fundación- recibió el premio Hugo a la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. Luego redactaría Los Límites De La Fundación y Fundación Y Tierra, que parten de los acontecimientos de Segunda Fundación. En Fundación Y Tierra, Asimov enlaza la serie Fundación con sus novelas de robots, al introducir a uno de sus más conocidos personajes: Daneel Olivaw. Los mencionados relatos destacan por ser del tipo detectivesco, por lo que se le considera un pionero de la ciencia ficción policíaca. En estas novelas (Las Bóvedas De Acero, El Sol Desnudo, Los Robots Del Amanecer, Robots E Imperio), Asimov crea a otro de sus grandes personajes: Elijah Baley. En Preludio A La Fundación y Hacia La Fundación, Asimov devela los orígenes de la “psicohistoria” (ciencia para predecir el comportamiento futuro de las masas), máxima creación de Hari Seldon. Estas dos obras narrativas sirven también de nexo entre las novelas de robots y las de Fundación, al presentar el encuentro de Hari Seldon y Daneel.
Posteriormente, en Robots E Imperio, un robot desarrolla lo que se llama la “Ley Cero De La Robótica”, que establece que un robot no puede dañar a la Humanidad, ni permitir por inacción que ésta se ponga en peligro. También se decide que la presencia robótica está sofocando la libertad de la Humanidad, por lo que la mejor línea de acción es la desaparición autoinducida de los robots. Una historia ajena al tema de estos seres mecánicos, El Fin De La Eternidad, muestra un conflicto similar y una idéntica resolución.
En la serie Fundación, que originalmente no tenía robots, el personaje Hari Seldon desarrolla la psicohistoria, a través de la cual podrá crearse un imperio después de 1000 años. Esta serie tiene su propia relectura de los Guardianes de la República de Platón, en el libro Segunda Fundación, quienes perfeccionan y protegen el plan. Cuando Asimov termina de escribir la serie en los años cincuentas, la Segunda Fundación era presentada como protectora de la Humanidad. Cuando, en los ochentas, revisita la serie, le da un tono aún más explícito al tema paternalista.
En Los Límites De La Fundación, Asimov introduce el planeta Gaia, obviamente basándose en la “Hipótesis de Gaia” del meteorólogo inglés James Lovelock. Todo animal, planta y mineral de Gaia participa de una conciencia común, formando una super-mente que trabaja asociada para el bien general. Al final de esta historia, el protagonista Golan Trevize debe decidir si permite o no el desarrollo de Galaxia, una mayor versión de Gaia, que abarcaría todo el Universo. Además, se introduce definitivamente a los robots en el universo de la Fundación.
En sus relatos de androides, recogidos en Yo, Robot (1950) y El Segundo Libro De Robots (1964), Asimov fijó las tres leyes de la robótica, que ponen al robot al servicio total del Hombre. Aunque algunas veces éstos parecen violarlas, se acaba descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo humanoide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los propios humanos; éstos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos. Más aún, es en Fundación Y Tierra donde aparecen los primeros robots de la serie que interactúan con los personajes. Y las subsiguientes precuelas, Preludio A La Fundación y Hacia La Fundación, exploran su comportamiento con mayor detalle. Los robots se han revelado como ocultos benefactores de la humanidad.
EL GRAN MAESTRO NÉBULA
Las novelas de Isaac Asimov -generalmente más satisfactorias que sus numerosísimos cuentos- tienen un estilo a menudo sin relieve, basado casi exclusivamente en los diálogos, y dedicado poco más que a servir de vehículo a las tesis del autor. Pero en este tejido de ideas está también su fuerza, y el buen ritmo de su redacción consigue casi siempre implicar al lector en un crescendo excitante, proponiendo -con una argumentación infatigable- infinitas preguntas sobre el Hombre y sobre el intrincado camino con el que intenta programar su propio futuro.
Se ha dicho varias veces que el estilo conciso y limitado de Asimov se debía en buena cuenta a que la mayor parte de sus lecturas eran revistas de tipo pulp, y a ellas iban asimismo destinados sus relatos. Este tipo de actividades obligan a sacrificar la forma de decir algo: para que se entienda en poco espacio la materia de la que se trata, la concisión por fuerza debe influenciar el estilo. Un ejemplo peculiar es el de Carl Sagan: teniendo, como divulgador, un mejor y más elegante estilo literario que el de Isaac Asimov; a veces algunos de sus libros son de mucha más difícil comprensión que los de éste -y, por lo tanto, su mensaje es más minoritario, pese a que las ventas de sus libros no parecen refrendar esta teoría.
En 1981, y como gesto admirativo, se nombró “Asimov” al asteroide 5020. No sería ése el único tributo dedicado al norteamericano de ascendencia judeo-rusa. El robot humanoide de Honda se llama ASIMO, en prístina referencia a Isaac (pese a que Honda ha desmentido varias veces el guiño). De igual forma, Asimov obtuvo la distinción de ‘Gran Maestro Nébula’ en 1986. Es, con toda seguridad, el autor de ciencia ficción más conocido por el público mayoritario, incluyendo aquél que se mueve fuera del ámbito de los aficionados al género. Su estilo sencillo y sin complicaciones literarias lo hacen muy asequible, y aunque algunos críticos tachan su obra de insustancial basándose en esa circunstancia, ciertamente es el más claro representante de la ciencia ficción clásica entendida como literatura-manantial de nuevas ideas.
He aquí, pues, un modesto prontuario de ese caudillo, de ese hombre valiente, que enarboló un estandarte que aún hoy representa los mayores fundamentos de la sabiduría humana. Un hombre que supo dejar a un lado lo enredado y abstruso de la epistemología contemporánea, para acercarla tanto al lector erudito como al bisoño.
Jorge Antonio Buckingham
ENLACES RECOMENDADOS:
http://www.es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Asimov (en Wikipedia).
http://www.laflecha.net/perfiles/ciencia/isaac_asimov (en La Flecha: Tu Diario De Ciencia Y Tecnología).
http://www.asimovonline.com/ (en Isaac Asimov Home Page).
http://www.ciencia-ficcion.com/autores/asimovi.htm (en SDCF: Sitio De Ciencia Ficción).
http://www.uccmega.net/isaac-asimov-cuentos-paralelos/ (en Undert@ker & Craven’s Catacombs: Las Catacumbas De Megaupload).
http://mdarena.blogspot.com/2010/04/el-futuro-de-la-humanidad-isaac-asimov.html (en Momento Digital... Lectura El Línea).
Hipótesis De Gaia: http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_de_Gaia (en Wikipedia).
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