Los especialistas en Historia Antigua sostienen razonablemente que la economía del Imperio Romano era propia de un gobierno esclavista. Los cautivos trabajaban obviamente sin remuneración alguna, lo cual producía una enorme riqueza. Las diferentes ciudades y provincias estaban conectadas por una red de comunicaciones, vías y puertos, que propiciaban notablemente el comercio. Sin embargo, ¿qué sucedió cuando los bárbaros, que habitaban allende las fronteras romanas, iniciaron la depredación de sus recursos naturales y humanos -una de las causas para que el “Gran Imperio” finalmente sucumbiera?
UN CRONISTA ECOLÓGICO
Frank Patrick Herbert nació el 8 de octubre de 1920, en Washington. Trabajó en múltiples oficios como fotógrafo, cámara de televisión, presentador de radio, analista e incluso pescador de ostras. En 1965, al publicar Dune con gran éxito de crítica y público, obtuvo el premio Hugo y el premio Nébula; además del premio Internacional de Fantasía junto con la novela El Señor De Las Moscas, de William Golding. Más adelante, ampliaría esa novela con otras cinco hasta su muerte, y la saga se prolongaría con otros escritores, otros títulos y el mismo referente.
Gran parte de la obra de Herbert refleja su particular interés por la ecología y la psicología. En sus últimos veinte años, residió junto con su familia en una “granja biológica”, primero cerca de Washington y más tarde en Hawai (viviendo de forma autosuficiente en pleno contacto con la naturaleza). Herbert fallece el 11 de febrero de 1986.
Las crónicas de Dune, una de las series de novela más vendidas del mundo, popularizó el tema ecológico en los dominios de la ciencia ficción. En estas obras se habla de la supervivencia de la especie humana, su evolución, las interacciones entre el poder, la religión y la política. Tras la publicación de Dune, el autor escribió además El Mesías De Dune (1969), Hijos De Dune (1977), Dios Emperador De Dune (1981), Herejes De Dune (1984) y Casa Capitular De Dune (1985). Tras la muerte de Herbert, se han añadido a la saga dos trilogías que narran los antecedentes que condujeron a los hechos de la saga principal -Preludio A Dune (1999-2001) y Leyendas De Dune (2002-2004), escritas por el hijo del autor, Brian Herbert, en asociación con el escritor de ciencia ficción Kevin J. Anderson; así como dos novelas que concluyen la saga original, Cazadores De Dune (2006) y Gusanos De Arena De Dune (2007).
EL NUEVO LÍDER MESIÁNICO
La historia se desarrolla alrededor del joven Paul, heredero del ducado de la Casa Atreides. Su padre, el duque Leto, recibe del Emperador Padishah Shaddam IV la orden de trasladarse con todo su ducado a Arrakis, el único hogar en el universo conocido de la especia melange. Paul debe enfrentarse a la traición del Emperador, temeroso de la ascendencia de la Casa Atreides en el concilio político-religioso Landsraad, y a la Casa Harkonnen, enemigos de los Atreides desde la Batalla de Corrin. Paul Atreides ha vivido su infancia en Caladan junto a sus preciados maestros Duncan Idaho, Gurney Halleck, Thufir Hawat y el doctor Wellington Yueh. Es a sus 15 años que el Emperador ordena a los Atreides el traslado a su nuevo feudo de Arrakis para fiscalizar el comercio de la Especia -la más preciada fuente energética conocida.
La clave para el comercio y la estabilidad del imperio se halla en los viajes espaciales, monopolio de la Cofradía Espacial, suerte de gremio interplanetario cuyos “navegantes” son humanos mutados que usan la Especia para ejercitar sus poderes pre-cognitivos. Estos navegantes trazan un rumbo seguro a fin de plegar el espacio y enrumbar instantáneamente a cualquier zona de la galaxia. Para criaturas tan singulares, el cosmos circundante no podía ser tan ilimitado. En el imaginario de Dune, las computadoras y robots están prohibidos -lo que fuerza el desarrollo de los mentats (calculadores humanos cuyos servicios son muy requeridos). La razón de esta prohibición se verá más adelante.
También la Hermandad Bene Gesserit, poderosa orden femenina cuya prioridad es la preservación y el progreso de la raza humana, utiliza la Especia. Múltiples secretos ocultan las Bene Gesserit, también llamadas “brujas” por sus poderes físicos y mentales, desarrollados a través del condicionamiento muscular y nervioso conocido como “entrenamiento Prana-Bindu” -privilegio de acólitos, Santas Hermanas y Madres Superioras. Ellas practican lo que en Dune se denomina “eugenesia positiva” (favorecer la reproducción de los considerados genéticamente aptos, frente a la eugenesia negativa, que obstaculiza la de los “no-aptos”). El programa genético que durante generaciones desarrolla la Bene Gesserit en busca de la consecución de un super-humano es el Kwisatz Haderach (antigua expresión idiomática traducida literalmente como “la vía más corta”, que se institucionalizará como el Quizarato). Dicho programa sigue un esquema reproductivo según el cual se establece quiénes son los individuos más aptos para procrear, según las características que se desean agregar, mejorar o reforzar en las diversas líneas genéticas entretejidas.
En El Mesías De Dune, Herbert continúa la historia de Paul-Muad'Dib, nuevo nombre de Paul Atreides. Esta historia se centra en el Imperio Estelar Fremen, con la Bene Gesserit, el Gremio Espacial, la Bene Tleilax (grupo secreto de humanos alterados genéticamente que habitan Tleilax, el único planeta de la estrella Thalim), la princesa consorte Irulan Corrio (hija del emperador Shaddam IV) y los Fremen rebeldes al Quizarato; que observan cómo el nuevo imperio diluye su cultura y costumbres ancestrales, y complotan para tomar el control de este conglomerado cósmico. La Bene Tleilax usará a sus Danzarines-Rostro (criaturas de apariencia humana diseñadas genéticamente que son capaces de imitar la apariencia de cualquier persona, mediante una mímesis o camuflaje biológico exterior prácticamente indistinguible del humano copiado) para manipular a los Fremen rebeldes, que fomentarán ardides e intrigas para asesinar a Paul y culpar a su concubina Chani, el amor de su adolescencia.
A UN MILLÓN DE AÑOS-LUZ LEJOS DE CASA
Nos encontramos ante un universo post-apocalíptico, en el que peligra de continuo el equilibrio entre grandes fuerzas y corrientes. Apenas hace unos siglos que la Humanidad ha salido triunfante de una tremenda guerra contra las máquinas -que se rebelaron contra sus amos y los vencieron, subyugando al mundo con su dictadura de metal y programas de control gracias a unos pocos depravados humanos que decidieron desprenderse de su carne mortal y regir los destinos del orbe conocido en cuerpos metálicos. Así lo sintetiza el proverbio adjudicado a la sabiduría de Muad’Dib: “Dios creó Arrakis para probar a los fieles”.
Justamente, el eje vertebral de Dune y sus secuelas es el mesianismo como fenómeno histórico y religioso. En Dune, el lector se encuentra con un mesías que lentamente toma conciencia de su poder y aprende a utilizarlo para desatar una revolución política y religiosa a escala literalmente universal. En El Mesías De Dune, la religión del mesías ha triunfado, sólo para comenzar a hipertrofiarse y transformarse en una asfixiante teocracia: la religión que iba a traer libertad se ha transformado en una tiranía peor que la del régimen feudal anterior. Posteriormente, habrá un intento de restaurar la pureza prístina y la mística que la religión mesiánica predicaba en sus orígenes, aunque se deja entrever que en realidad nada se ha solucionado, y que la explotación de los miedos y supersticiones de la gente seguirá adelante.
El concepto de inmortalidad es otro de los ejes principales de la novela, que se transforma en definitivo en el resto de obras de la saga. Atreides/Muad’Dib vislumbra en ocasiones el futuro, merced a su ascensión genética y a su adiestramiento Bene Gesserit, pero no es hasta más tarde, cuando sus sentidos son agudizados por la Especia; que comienza a dominar sus visiones pre-cognitivas. En ellas se aprecia que tanto el futuro como la inmortalidad no están escritos de forma lineal, sino que su dirección varía conforme se escribe la Historia. Hay siempre múltiples ramificaciones para múltiples caminos, y el futuro depende siempre de lo que hacemos en el presente. Todas estas relaciones entre el futuro y el presente transmiten una cierta sensación de pluri-realismo o incluso profecía, que hace surgir en la mente del lector hipótesis acerca de la manera en que el mundo presente puede evolucionar de un modo plausible hacia el mundo futuro descrito por Herbert -aunque hay que aclarar que el objetivo del autor nunca fue la extrapolación en la evolución actual de la sociedad.
LIQUID LIQUID
La concepción de un planeta casi como un elaborado “ser viviente”, así como la compleja descripción de la vida en Arrakis, desde el ciclo vital de los gigantescos gusanos de arena (para los cuales el agua es mortal), hasta las pequeñas formas de vida; configuran un paisaje donde el Hombre debe alcanzar por necesidad un compromiso con su entorno. Los habitantes del planeta, los Fremen, se ven sometidos a uno de los ecosistemas más hostiles que se pueda imaginar, lo que conduce su cultura a focalizarse en la supervivencia y el reciclado en un entorno tan precario en recursos -nada puede desperdiciarse. El desierto en Dune es llevado al extremo: el agua es el bien más preciado. Toda la tecnología gira en torno a la restitución del agua: “destiltrajes” para recuperar y reciclar el agua que exuda el cuerpo, trampas de viento para capturar la escasa humedad del ambiente, etc. El agua es el elemento principal de cambio del planeta, siendo incluso la moneda de los Fremen grabada con una efigie que simboliza anillos de agua. Y, claro, en un ambiente tan hostil, la tribu es el único refugio del individuo.
Dune es básicamente una historia de evolución adaptativa, de superación personal y colectiva. Entre sus líneas podemos entrever perlas sobre el arte de gobernar y el devenir histórico, todo ello en un envoltorio esotérico de una profundidad y misterio difíciles de superar. En los conflictos entre las diferentes casas y sus formas de ver la política imperial, encontramos abundantes similitudes con los tiempos actuales, y los destinos del mundo contemporáneo de Dune pueden asemejarse a alguno de los posibles que nos depara nuestro propio futuro. Teniendo en cuenta la similitud existente entre las tribus árabes del desierto y los Fremen, así como entre los bloques políticos de la primera guerra mundial y las casas rivales del universo de Herbert, podemos identificar fácilmente al inglés líder de los árabes Thomas Lawrence con el Atreides líder de los Fremen, Paul. En ambos casos, hay un rebautizo del líder por parte de sus seguidores (Thomas Lawrence será Al-Orens y Paul Atreides, Paul-Muad'Dib) y una asimilación de las tradiciones locales -como, por ejemplo, el cambio de vestimenta (el típico atuendo árabe y el destiltraje Fremen).
Aún cuando se haya escrito un libro como Dune, queda claro que imaginar todo un mundo nuevo es un proyecto de gran escala. Una cosa es postular la existencia de vida inteligente en otro lugar del universo, y otra tarea muy diferente localizar esta cultura alienígena en un mundo rico, plenamente dotado de distintiva flora, fauna, ecología, tradiciones, instituciones, creencias religiosas, conflictos ancestrales, tecnología, mitos y otros elementos culturales. La riqueza de este marco contextual es lo que distingue al resto de las mejores obras de ficción especulativa. Frank Herbert describe con precisión milimétrica mundos más allá de lo imaginable, desafiando la capacidad mental del lector para crear imágenes, turbando su conciencia con seres imposibles minuciosamente detallados. Con todo, la creación de Dune se vio inspirada en la civilización árabe. El propio Herbert señala: “En la cultura occidental cuando se habla de ‘desierto’, automáticamente aparece en la mente la idea “Arabia”, así que recurrí al árabe para surtirme de la mayor parte de los nombres y términos lingüísticos, y para muchas otras cosas más”.
El éxito de la novela impulsó enseguida la idea de trasladarla a la pantalla grande. Alejandro Jodorowsky tuvo intención de hacerse cargo del proyecto, con la ayuda de Jean Giraud, más conocido como Moebius, y H.R. Giger para la creación de la atmósfera visual de la película. Con actores como Orson Welles en el papel del Barón Harkonnen y Salvador Dalí como el Emperador Shaddam, la banda sonora debería haber sido compuesta por Pink Floyd. No obstante, tras pasar por las manos de varios directores, el productor Dino de Laurentiis encargó la realización de Dune (1984) al director David Lynch, que contaba entonces en su haber el éxito de El Hombre Elefante (1980). Dicha producción dejó mucho que desear, casi tanto como la serie que lanzara la Fox en este milenio.
Dune representa todo un cuestionamiento al ser humano en su constante lucha por la supervivencia, que en algunos casos puede resultar desmerecida. Teniendo en cuenta que la naturaleza del Hombre, con sus virtudes y bajezas, con sus victorias y derrotas; puede ser analizada desde millones de puntos de vista, las preguntas siguen siendo las mismas hoy como ayer. ¿Qué fue la raza humana? ¿Qué sigue siendo? ¿Qué será, en un universo donde las posibilidades son infinitas?
Jorge Antonio Buckingham
ENLACES RECOMENDADOS
http://es.wikipedia.org/wiki/Frank_Herbert y http://es.wikipedia.org/wiki/Dune (en Wikipedia).
http://www.ciencia-ficcion.com/autores/herbertf.htm (En Sitio De Ciencia-Ficción).
http://www.dunenovels.com/ (en Dune Novels.com).
http://danienlared.com/la-saga-dune/informe-dune-the-dune-encyclopedia/ (en Danienlared.com).
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