CABALLO DE TROYA, DE J. J. BENÍTEZ: CUANDO SE ENTREMEZCLAN LA FICCIÓN Y LOS HECHOS

13 de julio de 2012

 


A finales del siglo XVIII, el discurso histórico se consideraba la narración de los hechos del pasado que el historiador se limitaba a “tomar” directamente de la realidad. La Historia tradicional era vista como un discurso de referencialidad basado en el pacto de veracidad. Es decir, se caracterizaba porque su objetivo era dar cuenta de hechos y acciones tal como sucedieron en un contexto político y social determinado.

Por el contrario, la novela histórica es una narración que reconstruye los hechos históricos apuntando a la polisemia y las microhistorias, cumpliendo la función de “ser un complemento posible del acontecimiento histórico, su posible metáfora, su síntesis paradigmática, su moraleja...”. En la nueva novela histórica (1949 en adelante), el discurso literario se articula mediante el pacto de ficción: se diferencia del discurso histórico porque narra hechos ficticios -por tanto, su objetivo no es la verosimilitud, sino más bien la puesta en crisis del discurso histórico.

Teniendo como punto de partida estas premisas, cabe preguntarse: ¿qué es lo que sucede cuando los recursos historiográficos y literarios se manipulan alterando las coordenadas científicas, espacio-temporales y sociales; con la finalidad de “revelar” una Verdad trascendental de manera nueva e irreverente? Para hacer un aporte al esclarecimiento de esta disquisición, sometemos a escrutinio la que fue una de las obras novelísticas más polémicas de fines del siglo pasado: Caballo De Troya, del investigador español J. J. Benítez.

UN UFÓLOGO CONTROVERTIDO

Juan José Benítez nació el 7 de septiembre de 1946 en Pamplona (España). Estudió periodismo en la Universidad de Navarra, de donde obtuvo una licenciatura en 1965. En enero de 1966 empezó a trabajar para el periódico La Verdad de Murcia. Más adelante, continuaría su labor periodística en El Heraldo de Aragón. Viajó recorriendo el mundo como enviado especial, y fue periodista en varios diarios regionales de España -como los ya mencionados y la Gaceta del Norte.

A partir de 1972, Benítez se interesó por el fenómeno OVNI, cubriendo todas las noticias relacionadas con esta materia para su periódico -cabe resaltar que las primeras fueron sobre la Fuerza Aérea Española. En 1975, realizó investigaciones sobre el sudario de Turín, lo que marcaría su vida al dar origen a la serie de novelas Caballo De Troya (1984-2011). En el epílogo del primigenio volumen de la saga, Benítez afirmó que en ese libro, que reflejaba sus numerosas investigaciones, introdujo elementos de ciencia-ficción (refiriéndose específicamente al viaje en el Tiempo).

En 1979, Benítez dejó el periodismo activo y se dedicó a la investigación a tiempo completo. Desde entonces, ha ido compaginando sus investigaciones sobre los ovnis y los “no identificados”, con las de la vida de Jesús de Nazaret. En 1992, participó en los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, donde hizo una disertación sobre la problemática ufológica -que dio lugar a críticas desfavorables por parte de la comunidad científica española.

J. J. Benítez ha publicado docenas de libros sobre ufología y todo tipo de fenómenos inexplicables. También dirigió y presentó una serie de documentales en TVE, sobre el universo de lo desconocido  y  los más grandes  enigmas  de  la  Historia Universal -que suscitaron controversia entre ciertos grupos de escépticos. Desde entonces, Benítez ha realizado trabajos para la televisión, conferencias, artículos de prensa y entrevistas con testigos de supuestos fenómenos OVNI. Con frecuencia, estas obras han recibido puyas de parte de diversos sectores -críticas que tolera, pues, según sus propias palabras, “...la duda debe estar siempre presente”.

DEVELANDO LOS EVANGELIOS

Caballo De Troya es, hasta donde se sabe, una serie compuesta por nueve tomos ya publicados. En ellos se narra con detalle la vida pública de Jesús de Nazaret (según el relato de un “viajero del tiempo” procedente del siglo XX). La historia empieza cuando un investigador español -se trata del mismo Juan José Benítez- es contactado por un individuo autodenominado ‘El Mayor’, un antiguo integrante de la USAF (United States Air Force). Tras la muerte de este misterioso personaje, Benítez es conducido a través de una serie de pesquisas y acertijos hasta un manuscrito que resulta ser un “testimonio objetivo” producto del más exhaustivo de los trabajos de campo. En este documento confidencial, el oficial norteamericano narra sus descubrimientos como partícipe de un proyecto ultra-secreto denominado “Operación Caballo de Troya”.

Dicho proyecto consiste en la creación y puesta en marcha de una máquina del tiempo, destinada a viajar a alguno de los hitos históricos de mayor importancia en el pasado de la Humanidad. Entre ellos, se seleccionó la época de la pasión y muerte de Jesucristo. El texto describe con minuciosidad los detalles técnicos involucrados en tal mega-empresa, pero sobre todo las andanzas de uno de los viajeros del tiempo junto al Maestro de Galilea (quien es descrito como un individuo jovial y alegre, gustoso de ofrecer sus profundas enseñanzas espirituales a cualquiera que desee escucharlas). El Mayor, conocido como ‘Jasón’ por los habitantes de la época, junto con su compañero, de nombre ‘Eliseo’; va dejando atrás su inicial escepticismo, convirtiéndose poco a poco al mensaje de Jesús.

El primer documento -que corresponde a las dos primeras entregas de la serie- nos describe la pasión y muerte del Nazareno, así como los acontecimientos inmediatamente acaecidos después de su deceso. Al finalizar dicho testimonio, un nuevo acertijo conduce a Benítez a una segunda parte del manuscrito, mucho más amplia que la primera, que continúa tras la pista del Galileo en su resurrección, y narra cómo los viajeros en el Tiempo -deseosos de conocer más acerca de su Maestro- deciden poner nuevamente en marcha la máquina, regresando al periodo de predicación en vida. Todo ello narrado siempre en forma de diario, cuya trascripción es lo que el lector encuentra en el libro.

Con la segunda entrega de la serie, Benítez prolonga el elusivo diario del mayor norteamericano que “saltó” a los tiempos de Jesús de Nazaret. Si en Caballo De Troya 1: Jerusalén se afirmaba que los evangelistas no habían contado la verdad sobre el Nazareno, en esta nueva obra vuelve a manifestarse esa preocupación. Y Benítez lo hace en otros dos oscuros e interesantes capítulos de la vida de Cristo: sus apariciones después de fallecido y su infancia. En cuanto a los descubrimientos de Jasón en esta segunda exploración, he aquí algunos de los cuales esta saga novelada/testimonial intenta develar en Caballo De Troya 2: Masada. Por ejemplo: que en la así llamada Última Cena, muchas de las palabras del Galileo fueron manipuladas e ignoradas por los sucesores de San Pedro; las apariciones del Maestro después de su resurrección fueron más numerosas que las relatadas por los Evangelios, y María, la madre del Hijo del Hombre, habría sido calificada hoy como “nacionalista”.


Caballo De Troya tiene muchos detractores -entre los que se encuentran TODAS las iglesias cristianas-, ya que presenta una versión de la vida de Jesús que difiere del punto de vista tradicional/ortodoxo sobre sus creencias y doctrinas. No obstante, la saga ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo y ha sido traducida a diferentes idiomas, convirtiéndose en un éxito de superventas. Entre las argumentaciones más acuciosas que se plantean a lo largo de la serie, podemos resaltar la inexistencia de un infierno permanente, así como la aseveración de que Jesús jamás tuvo intención de fundar ninguna Iglesia, el supuesto hecho de que Jesús fue concebido como todos los demás hombres, la afirmación de que Jesús tenía hermanos y hermanas consanguíneos...

LA VERDAD ESTÁ ALLÁ AFUERA

A J. J. Benítez se le acusa de realizar investigaciones poco rigurosas, que ignoran el método científico y por ende son erróneas o poco fiables (según él mismo reconoce: “la ciencia es muy importante, pero el corazón lo es más”). También se le ha criticado que, en sus investigaciones, a menudo no revela cuál es la fuente; lo que hace que muchos crean que dicha fuente en realidad no existe. Benítez ha sido acusado en numerosas ocasiones de plagio, por haber copiado en varios de sus libros páginas enteras del discutido Libro De Urantia, sin mencionar la fuente original. El autor ha negado estas acusaciones en multitud de ocasiones y nunca ha sido demandado por la Fundación Urantia, cuyos textos supuestamente plagió y se consideran de dominio público en Estados Unidos desde 1983 (e internacionalmente desde 2006).

En principio, el problema parece asunto de los lectores más crédulos, al pensarse que una historia como ésa podía ser real. Pero Benítez también ha tenido su papel en la “fiebre troyana”. Incluso hoy día existen muchas personas que se cuestionan la veracidad de la historia. Sobre El Libro De Urantia, resulta que hay varios libros de Benítez “inspirados” en él, tales como Sueños (1982), la serie de Caballo De Troya, El Testamento De San Juan (1989), La Rebelión De Lucifer (1995), Mágica Fe (1994), A 33,000 Pies (1997), Al Fin Libre (2000) y Mi Dios Favorito (2002). Cuando se empezó a editar Caballo De Troya, este autor ya llevaba escritos 19 libros. Salvo Sueños y A Solas Con El Mar (1990), ellos fueron el resultado de una intensa y cuidadosa investigación, por lo cual, todo lo que dice en ellos es lo que -según su leal saber y entender- en verdad ha sucedido. Vale decir que su intención primigenia ha sido atenerse a los hechos y no inventar nada.

Pero a partir de Caballo De Troya, su trabajo como escritor comenzó a experimentar un desdoblamiento, y en lugar de escribir exclusivamente sobre hechos verídicos, lo hizo en forma de novela fantástica, aunque apoyándose en hechos o documentaciones históricas. Esto ha sido reconocido por el propio autor en el epílogo de Caballo De Troya, que fue el primer “ensayo novelístico” de Benítez: “...una novela, en suma, donde la ficción florece perfectamente enlazada con hechos, documentos e informaciones técnicas, médicas, históricas y científicas objetivas y comprobables”. Y agrega: “Sólo la figura del Mayor y, lógicamente, el ‘traslado’ del módulo al año 30 de nuestra era son ficción pura”.

Por lo tanto, el eventual lector de esta serie debe encararla involucrándose con la novela, pero tomando con pinzas los documentos que relatan los hechos históricos en que se basó el escritor -y más aún las conclusiones a las que éste arriba, que en muchos casos no tienen el menor asidero. Pero, ¿por qué se debe tener cuidado al escrutar los documentos históricos? Simple: porque el hecho de que sean documentos históricos no significa que reflejen la verdad de los hechos acaecidos. Y en cuanto a las opiniones o conclusiones de Benítez (muchas de ellas basadas en canalizaciones mediúmnicas que hizo de su propio Yo Superior y de otras “entidades de Luz”), aquellas están teñidas de sus preconceptos.

El escritor y científico Horacio Velmont propone: “En rigor, nada debemos reprocharle a Benítez, porque él nunca se propuso develar ningún misterio ni tampoco adelantarse a su tiempo con algún tipo de revelación. Simplemente, elaboró una novela para entretener al lector, utilizando como base documentos históricos para que -al hacer la ficción más creíble- resultase muy atractiva. Jules Verne, entre otros autores, también utilizaba este recurso, y por eso sus obras son tan cautivantes. Cuando la ficción es mezclada con la realidad, la ficción se torna increíblemente verosímil. Y esto es muchas veces peligroso para el lector poco instruido”.

Vale decir que Caballo De Troya no funciona como obra literaria, por tratarse de un texto unidimensional. La historia de Jesús tal como está contenida en la Biblia o en reinterpretaciones como las de Chesterton, Lewis, Borges, Saramago o Kazantzakis; deriva su valor hermenéutico de la extensa cantidad de significados que contiene. Al análisis del Jesús de la Biblia o del de Saramago, se les puede dedicar bibliotecas enteras, y aún así continúan permaneciendo inexplicados. Estas imágenes del Nazareno son misteriosas porque, al aplicarles distintos filtros de lectura, siempre revelan hechos nuevos. Ellas generan permanentemente significaciones a menudo contradictorias, pues su ambigüedad es proverbial -y siempre es aventurado lanzarse a precisarlas. El Jesús de la Biblia o el de Saramago son interesantes porque nos “desaseguran” al ser tremendamente polisémicos.

En todo caso, si algún lector deseara una reinterpretación respetuosa de la complejidad que caracteriza al misterio de Jesucristo, se recomienda a cualquiera de los autores ya mencionados, pasando por otros como John Donne, Robert Graves, Norman Mailer o Germán Espinosa -y haciendo obligatoria revisión a películas como El Evangelio Según San Mateo (1963) de Passolini, La Ultima Tentación De Cristo (1988) de Scorsese, o la angustiante Jesús De Montreal (1989) de Arcand.

Es necesario reconocer que Caballo De Troya tiene la especial particularidad de ofrecer un Jesús con una “irresistible humanidad” (como la define el propio Benítez). En sus páginas, podemos reconocer a un hombre excepcional, sí, pero igual a nosotros, hombre al fin. Un hombre capaz de reír, llorar, amar a una mujer con todo el corazón y ternura, de ilusionarse, desear, entristecerse, bromear para alegrar los ánimos, de hacer amistades, de enseñar, de gozar con la alegría del otro, de jugar con los niños, y toda una interminable lista de emociones capaces de sentir y transmitir al semejante. Un Jesús personal, no arriba de una cruz, en un altar lejos de uno, sino ahí mismo, a nuestro lado, con una mano en el hombro. Un Mesías hermano y amigo, que comparte nuestra alegría y desdicha, con un amor incondicional y sincero.

Jorge Antonio Buckingham


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