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TERRAMAR, DE URSULA K. LE GUIN: MÁGICA EVOLUCIÓN DE EQUILIBRIO ECOLÓGICO

7 de noviembre de 2010

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En tiempos antiguos, el hombre salvaje solía encontrar solución a sus problemas reales mediante la magia. Experimentaba en un medio ambiente ilusorio y fantasmagórico, a veces expirando en el intento. Fueron la fascinación y la superstición primitivas los precursores de la posterior curiosidad científica. Se trataba de una emoción dinámica y progresiva (terror+curiosidad). Estas supersticiones representaban el (comprensible) deseo humano por conocer y controlar el medio ambiente planetario.

Hoy en día, la Ciencia posibilita al hombre civilizado el enfrentamiento con los avatares que se producen en un medio ambiente concreto. La evidencia demuestra que el Hombre, luego de progresar en el error, finalmente se aproxima al umbral de la Verdad. Sólo con el advenimiento del método científico empieza a mirar hacia delante. Planteado de esta manera el escenario, resulta pertinente echar una somera visión panorámica a la vida y obra de la escritora usamericana Ursula Le Guin -haciendo hincapié en algunos puntos de la que quizá sea su mayor creación fantástica: el Ciclo De Terramar.

LA TALENTOSA ACADÉMICA

Ursula K. Le Guin nace el 21 de octubre de 1929 en Berkeley (California). Hija del eminente antropólogo Alfred Kroeber y la psicóloga y escritora de literatura infantil Theodora Kroeber; la pequeña crece bajo las significativas improntas paternales de las profesiones humanísticas.

Ursula K Le Guin-02Ursula inicia sus estudios académicos en la Escuela Radcliffe de la Universidad de Harvard, graduándose en 1951. En 1952, obtiene su grado de Magíster en Lenguas Romances de la Universidad de Columbia. Su tesis versaba sobre las literaturas romances de la Edad Media y el Renacimiento. Posteriormente, obtiene la beca Fullbright para continuar sus estudios de doctorado en Francia. Allí conoce al historiador Charles Le Guin, con quien contrae nupcias en 1953 y tiene tres hijos: Elizabeth, Caroline, Theodore.

Le Guin se confiesa feminista, pacifista y taoísta. Su obra se encuentra teñida, sutil pero eficazmente, por sus propias convicciones. Ella escribe la serie de ciencia-ficción El Mundo De Rocannon (1966), después de publicar algunos relatos. Se trata de una tetralogía continuada por Planeta De Exilio (1966), La Ciudad De Las Ilusiones (1967) y la obra que le dio el reconocimiento internacional: La Mano Izquierda De La Oscuridad (1969). Cabe señalar que, con esta brillante novela, Le Guin obtiene consecutivamente los premios Hugo y Nébula. Tras finalizar su primera etapa con Terramar, Ursula Le Guin volvió a resurgir con El Nombre Del Mundo Es Bosque (1972), Los Desposeídos: Una Utopía Ambigua (1974), La Rueda Celeste (1971), El Ojo De La Garza (1983) y El Eterno Regreso A Casa (1985).

LA TIERRA DE LAS 7,000 DANZAS

Terramar es un mundo ficticio creado por la Le Guin, inicialmente ideado para escenificar ahí su cuento La Palabra Que Libera (1964), pero que más tarde se haría de mayor reconocimiento con Un Mago De Terramar (1968). En la actualidad, cuatro novelas más tienen lugar en ese reino: Las Tumbas De Atuan (1972), La Costa Más Lejana (1974), Tehanu (1990) y En El Otro Viento (2001).

La Creación De Éa, poema de 31 estrofas, constituye la pieza más antigua de la tradición oral de Terramar. Esta elegía literaria relata cómo Segoy hizo surgir sus islas del océano al nombrarlas en el Habla Verdadera. Aún así, es poco lo que se sabe de los primeros habitantes de Terramar. Existen leyendas de tiempos inmemoriales, que sugieren que dragones y humanos fueron alguna vez de la misma estirpe. Desde los primeros días de la historia humana, el reino más extenso y poderoso se localizaba en las Islas del Norte de Enlad y Éa. Aunque sabemos que esta monarquía no gobernaba todo Terramar, no queda claro si existían otros reinos más allá de esos linderos.

Como hemos mencionado, el reino de Terramar se encuentra cubierto por el océano (la única porción de tierra es un archipiélago central). Ningún conjunto de islas en nuestro planeta añil tiene una configuración similar. Sus islas son muy pequeñas, abundantes y relativamente próximas unas de otras. Havnor es la isla más grande de Terramar. El Gran Puerto De Havnor es la ciudad principal y el lugar donde se encontraba la corte del rey en los Días Antiguos.

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En este mundo singular, el clima es templado, aunque en las Islas del Norte los inviernos suelen ser fríos -mientras que, en las Islas del Sur, el clima es tropical. No hay referencias a otros territorios, a pesar de que existen alusiones a una terra incognita “más allá del Oeste”, donde habitan espectros y dragones. Terramar es un lugar duro e inhóspito, donde la crueldad es común y los magos son la piedra fundamental del tejido social de los pueblos del archipiélago. Temas centrales: la contraposición entre los poderes masculinos y femeninos, la eterna lucha de género por el poder, y la influencia en un mundo en constante metamorfosis. En el aspecto antropológico, Terramar no parece estar inspirada directamente en ninguna cultura histórica, a excepción -en términos muy generales- de ciertos elementos comunes a cualquier civilización preindustrial.

La mayoría de elementos en la literatura fantástica tiene sus raíces en las mitologías clásicas, nórdica o gaélica. Le Guin no es la excepción, aunque mezcla con maestría -a diferencia de otros autores- también tradiciones africanas y orientales (heredando sus fundamentos de las leyendas antiguas y medievales). Es por eso que, a menudo, las sociedades fantásticas son una mezcla de las religiones monoteístas y las sociedades medicinales. Ellas basan su poder en la esencia curativa de la propia naturaleza, y la capacidad de dar muerte si necesariamente eso se requiere.

En la antropología terramarina, encontramos algunas similitudes con las culturas de nuestro planeta. Debido a su estrecha conexión con el mar, la gente de Terramar tiene paralelos con los primitivos habitantes de Oceanía; o con los jonios del Mar Egeo (particularmente en las islas más pequeñas). Desde un punto de vista tecnológico, se asemeja a una sociedad de la Edad de Hierro. Los terramarinos son excelentes navegantes: ellos utilizan piraguas, botes, galeras e incluso barcos más grandes y pesados.

Ursula K Le Guin-05Étnicamente, los habitantes de Terramar son en su mayoría de color cobrizo (como los nativos americanos), mientras que los kargos se asemejan a los blondos escandinavos. Cada raza es considerada por la otra como bárbara e idólatra, y entre ambas hay muy poco contacto. En Terramar se hablan dos lenguajes importantes: el habla hárdica y el idioma de los kargos. El primero parece descender del Habla Verdadera, utilizada por los dragones. La escritura se basa en runas hárdicas, tratándose de un alfabeto simplificado. La gran cantidad de runas diferentes hace pensar en un alfabeto logográfico -como los kanjis japoneses.

No se describen, en el imaginario de Terramar, valerosos caballeros, magnánimos reinos, castillos y ciudades. Más bien se describen aldeas y villorrios en las que se caracteriza gente sencilla (léase pescadores, herreros, pastores, marineros, curanderos, comerciantes, artesanos...).

LA MAGIA NUNCA TERMINA

La gran aventura iniciática de Ged, aprendiz de hechicero, se relata en Un Mago De Terramar. En este archipiélago hay dragones, espectros, talismanes y poderes (las leyes de la magia son tan inevitables y exactas como las de la naturaleza). Hay un principio fundamental que rige en ese mundo: el delicado equilibrio entre vida y muerte. Son muy pocos los hombres que pueden alterar o restaurar el orden cósmico. Éste corresponde naturalmente al individuo que se gobierna a sí mismo, quien se convierte en arquetipo completo, capaz de dar el último paso: enfrentarse a su propia sombra, que se revela al manifestarse como miedo, odio e inhumanidad.

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Ged descubre su talento para la magia y es enviado a la escuela para hechiceros, en la isla de Roke. Allí su orgullo y ambición lo conducen a la estulticia, al desencadenar un terrible maleficio para el ecosistema. El intento por escapar de esa ominosa voluntad lo conlleva a enfrentarse a fieros dragones, así como a un poder oscuro y arcano; al sucederse una persecución de magnitudes épicas que lo conduce hasta el mismísimo Fin del Mundo.

La magia en Terramar es primordialmente verbal. Todo tiene un nombre verdadero en el Habla Antigua. Alguien que conoce el auténtico nombre de un objeto tiene poder sobre él. Una persona también tiene un nombre verdadero, y por cuestiones de seguridad, lo revelará únicamente a aquellos en quienes confía de forma implícita. Otro aspecto vital de la magia es que resulta imposible para los humanos mentir en el Habla Antigua.

Las artes mágicas son parte central de la vida en la mayor parte de Terramar (con excepción del territorio de los kargos, donde están vetadas). Tan es así, que existen ilusionistas/magos/hechiceros que reparan construcciones y barcas. La magia es un talento innato que puede ser desarrollado con preparación. Los más dotados, como ya se dijo, son enviados a la escuela de Roke donde desarrollan sus habilidades -si su disciplina es probada/suficiente, se convierten en magos respetados.

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Los protagonistas de esta serie suelen ser niños que se constituyen como antihéroes al alcanzar su poder a través del dolor y la búsqueda personal. Le Guin señala que prefiere representar muchachos porque de esta manera puede tener mayor acercamiento a su proceso de maduración, configurando así una reflexión por encima de la acción fantástica, al explorar metafóricamente sobre la propia existencia a través de sus jóvenes arquetipos.

¿UN MUNDO FELIZ?

Ursula K. Le Guin crea un mundo muy peculiar y característico, diferente a los universos de otros escritores del género fantástico. Uno de los rasgos más resaltantes de este tipo de novela es que hace posible la creación de todo un mundo nuevo -con su cosmología, cultura, sociedad, historia, mitología y ecosistema. Para conseguir este propósito, se necesita de una profunda documentación, al tratarse de una estructura compleja que implica mucho seguimiento a la hora de producir el argumento. Hay centenares de hilos por definir, los que en una novela realista no se requieren. Le Guin llega al virtuosismo que muchos atribuyen a Tolkien, al crear incluso una geografía propia, una lengua propia (el hárdico) y un sistema religioso elaborado.

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Todo este bagaje se muestra reflejado después del proceso de creación, trabajándose el producto bajo el rigor científico de la sociología y la antropología. Le Guin utiliza la extrapolación de culturas alternativas para meditar sobre nuestra propia cultura. La historia y, sobre todo, el estudio de las lenguas romances son un eje muy importante en toda su literatura. No sólo a nivel estructural y lingüístico, sino a nivel argumental. La lengua es, en efecto, la piedra clave en la cual se conforman y confluyen las sociedades leguinianas.

La sociedad leguiniana es definitivamente maniquea, como la mayoría de sociedades imaginarias. El Mal es la oscuridad, el no-existir, la nada: es aquello que no se puede nombrar. A menudo, las sociedades de la literatura fantástica suelen basarse en binomios antónimos: oscuridad/luz, orden/caos, nombrado/innominado, esencia/no esencia, muerte/vida, silencio/palabra; moldeados en el imaginario taoísta de guardar el equilibrio entre los contrarios -Yin y Yang. Quizá lo más importante de todo sea que esta dualidad resulta básica para la existencia. La palabra no puede existir sin el silencio, la vida es intrínseca a la muerte, el Hombre empieza y acaba en este círculo, que es su búsqueda y su realización propia.

Le Guin hace gala de una prosa preciosista y sincera, que no se entretiene en descripciones complejas de las diversas culturas y escenarios. Ella nos describe Terramar desde el punto de vista de cada uno de los protagonistas y su conexión con el medio en el que habitan y luchan. Tampoco se recrea en las emociones, más bien anima al lector a continuar la decodificación, renovando el interés en cada párrafo, al evitar que sean in extremis mitificados. Precisamente ahí radica el contraste entre ella, Tolkien y otros autores del género. El proceso de maduración personal se mantiene en toda la saga al ver su reflejo en la transformación del equilibrio que rige Terramar, al procurar la evolución del mundo que describe.

Existe algo fuera de lo común que hace a las novelas atractivas y curiosas al mismo tiempo: el narrador omnisciente -que, como un historiador, nos relata la trama conociendo ya su final. De esta manera, nos muestra adelantos que explican el desenlace. Desde las primeras páginas, ya sabemos que la búsqueda del protagonista será exitosa, puesto que la misma autora nos predice el futuro del mago. Más aún, nos da pistas de lo que será del protagonista en su tercer libro. El lector ya tiene conocimiento del final de la historia y a pesar de eso, Le Guin mantiene la intriga. La escritora consigue que olvidemos lo que sabemos y sigamos sufriendo por los peligros de Ged, con los cuales nos sentimos emocionalmente identificados.

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No es el destino lo que define el recorrido de los personajes -sino, más bien, su constante búsqueda de libertad, su capacidad individual y colectiva de mirar adelante. Siguiendo tradiciones del Lejano Oriente edificadas más en el equilibrio y dualidad del mundo, los protagonistas de Le Guin ponen en marcha los instrumentos para que cada uno busque su propio sendero. La fortuna puede estar marcada, pero se tiene la capacidad del libre albedrío.

Terramar es un exquisito ejercicio de inventiva, cuyas novelas rebosan detalles y profundidad. Ursula K. Le Guin ha excavado y elaborado selectiva y sabiamente su material, creando algo original. La célebre serie ha sido comparada con Las Crónicas De Narnia y El Señor De Los Anillos de los británicos C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien, respectivamente. No obstante, esta monumental pieza literaria se erige como paradigma original e imaginativo. En palabras de la propia Ursula: “…si la segunda trilogía invalidara, retractara o revocara a la primera, no la habría escrito. La segunda trilogía aumenta a la primera, la cual es muy fuerte pero estrecha, dejando afuera mucho del mundo. La segunda trilogía no cambia nada de la primera. Ve exactamente el mismo mundo con diferentes ojos. Casi diría, con dos ojos, más que con uno solo”.

Es necesario tomar conciencia de que el Hombre es el eje fundamental del sistema viviente. Por ende, el mal uso de los recursos naturales podría provocar una devastadora destrucción de los seres vivos, incluyendo la propia especie humana. Para mantener el equilibrio ecológico, se sugiere tomar alternativas de mayor eficacia, como la educación -para inculcar a los jóvenes conocimientos elementales y hacer un llamado a la consciencia sobre los incalculables daños que se ocasionan a la Madre Naturaleza. Mientras tanto, los mundos de Terramar y Gaia siguen girando...

Jorge Antonio Buckingham

ENLACES RECOMENDADOS

http://es.wikipedia.org/wiki/Ursula_K_Le_Guin (en Wikipedia).

http://www.lecturalia.com/blog/2009/02/24/ursula-k-leguin-y-el-ciclo-de-terramar/ (en Lecturalia).

http://lasmariposasproducenhuracanes.blogspot.com/2010/10/la-mano-izquierda-de-la-oscuridad.html (en Las Mariposas Producen Huracanes).

http://www.fantasymundo.com/articulos/597/mundo_terramar_ursula_k_guin (en Fantasymundo).

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